30 junio 2005

 

La curva del camino

Más allá de la curva del camino
tal vez haya un pozo y tal vez un castillo,
o tal vez tan sólo continúe el camino.
No lo sé ni pregunto.
Mientras voy por el camino que hay antes de la curva
sólo miro el camino que hay antes de la curva,
porque no puedo ver más que el camino que hay antes de la curva.
De nada me habría de servir el mirar a otro lado
o hacia lo que no veo.
Nos debe importar nada más que el lugar donde estamos.
Hay belleza suficiente en estar aquí y no en otra parte.
Si alguien existe más allá de la curva del camino,
quienes se preocupan por lo que hay más allá de la curva del camino
ahí tienen el camino que es el suyo.
Si ahí hemos de llegar, al llegar lo sabremos.
Por ahora tan sólo sabemos que ahí es donde no estamos.
Aquí no hay más camino que el de antes de la curva, y antes de la curva
el camino que hay no tiene curva alguna.

Fernando Pessoa
En "Poemas inconjuntos" (1913-1915)

Lo recuerdas, ¿verdad? Hoy me he puesto un tanto nostálgica en el laburo, y me ha dado por enredar en el baulillo de nuestros recuerdos comunes. Y mirando en el baúl, he recordado el poema de Pessoa. Me ha traído a la memoria tantas y tantas cosas buenas esa introducción que te puse en la recopilación de los emilios... Es que si la hubiera escrito hoy, 30 de junio de 2005, creo que no le habría añadido y quitado ni una sola coma, porque 7 meses después de haberla escrito, pienso lo mismo, exactamente lo mismo.
Es decir, te quiero igual o más que antes, y respiro la misma tranquilidad a tu lado cuando contemplo tu sonrisa.
No puedo decir más, gato viajero. Sólo que el domingo recibirás el abrazo más grande del mundo, para que te acompañe todos los kilómetros que aún tienes por delante.
Te quiero.

24 junio 2005

 

Canción para ligar (o para que no me dejes)

No te puedo prometer que cambiaré.
No sé si podré hacerlo.
Pero sé
que eres todo lo que quiero.

No puedo decir que no te haré llorar
ni que voy a ser sincero.
No te puedo prometer que en el futuro
sea perfecto,
pero el futuro es lo de menos.

No puedo decir que voy a estar allí
cuando más me necesites,
pero puedo
intentarlo si lo pides.

No voy a decir que cuidaré de ti.
Ni siquiera sé cuidarme.
Es posible que sea yo
quién necesite que lo salven.

Pero te quiero más que a nadie.
De eso estoy seguro,
por mucho tiempo que pase.

Porque te quiero más que a nadie.
De eso estoy seguro,
por mucho tiempo que pase.

Los Planetas

PD. Anoche llevaba Brigitte en la cabeza, supongo que por culpa de la camiseta y su influencia margaritera. Pero he cambiado de opinión después de volver a escuchar esta canción.
Mientras volvía a casa en el metro, estuve escribiendo el primer post de este tu blog en algún papelajo ajkeroso, de esos que llevo siempre en la mochila, pero se me ha olvidado tráermelo esta mañana al curro con lo cual no podrás leer lo que escribí hasta que llegue a casa y lo actualice de nuevo.
En cualquier caso, bienvenido a casa, que esto es para ti y sólo para ti.
Muackis, gato.

23 junio 2005

 

La noche de San Juan

Comienzo el blog una noche de despedida. Es la noche de San Juan y no vamos
a dormir juntos. No sé por qué hoy necesito más tus caricias. Vete a saber.
Igual es el patxarán, que altera mis hormonas. O que sé que me quedan pocos
días para estar junto a ti antes de que te marches y siento que esta noche
estoy desperdiciando unos minutos preciosos..
Tengo curiosidad por saber qué sentiré cuando el autobús enfile hacia León y
yo me quede en tierra, viendo como te alejas. Me quiero creer que estaré
contenta, porque tú vas hacia algo que deseas mucho, pero sé que
interiormente yo no estaré muy feliz. Son sólo 2 semanas, me digo una y otra
vez, pero será algo duro porque será la primera separación en serio, después
de 9 meses juntos, y algo me dice que me costará pero que todo lo malo pasa
pronto, ¿o era lo bueno, gato?
Me ha tocado un vagón sin aire, pero es que no he podido elegir en el andén:
he entrado corriendo porque he oído la llegada del tren mientras atravesaba
las escaleras del túnel. Dos italianos ligan con dos brasileñas enromes a mi
lado, y yo no hago más que pensar que mañana seré incapaz de descifrar qué
coño he escrito en el papel para luego pasarlo al blog (Inciso: los guiris
se van a bajar en Sol, que lo chapurreaban entre ellos en una mezcla de
inglés, portugués y castellano, y es que es lo lógico, en Madrid, si un
guiri va en el metro, siempre se baja en Sol).
Estoy pensando en cómo diseñar el blog, en qué ponerle exactamente. Creo que
añadiré todos los días un apunte de tu ruta a Santiago, una canción que me
inspire lo que haya pasado ese día, y ¿por qué no? una foto que mole. Aunque
seguro que al final no hago nada de todo eso, que me conozco y soy un poco
desastre.
Pero hay una cosa que me atrae bastante. Siempre que escribo, surje como una
comunicación entre dos personas, y es algo privado. De alguna manera esta
ocasión es diferente, porque serán públicas mis palabras. Cualquier persona
que pase delante del escaparate, podrá entrar, ver, leer, degustar, reírse,
copiar, dejar un mensaje. Y será como si cientos de voyateures miraran
dentro de nosotros, de nuestra relación. Al igual que miran todos los
viajeros de este tren mientras yo escribo en este miserable papel robado a
la papelera del zulo.
Atocha Renfe. Ya queda menos. Y hoy, mi canción es Brigitte, por el rock y
por las margaritas sixties que me inspiran esa música (pero no por la letra,
vale).
¿Ya te he dicho que te quiero, gato? Pues eso.

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