19 abril 2006

 

Lucía

¿Por qué cambiamos tanto a veces?
Entiendo que todos tenemos una vida ajetreada, que a veces cuesta mantener las amistades, el contacto, hablar, mimarse… y también entiendo que yo a veces tiro por tierra mis ganas de relacionarme con el mundo, y me escondo en mi mundo particular (en concreto, mi chamizo) y no estoy para nadie, repito, para nadie. Pero es que hoy… hoy ha sido la gota que ha colmado el vaso.
Una amiga, qué cohones, una buenísima amiga, una grandísima amiga, alguien a quién quiero mogollón, que me ayudó en un momento muy jodido de mi vida, estaba tan sólo a 15 min. de autobús de mi trabajo, a puntito de coger un tren, después de llevar 1 semana en Madrid por un tema bastante triste. Y lo peor es que no ha sido capaz de llamarme para decirme, hola, tía, estoy cerca, estoy jodida, te necesito, vamos a quedar.
Sé que no es sólo su culpa, que también es la mía, por alejarnos la una de la otra, por dejar correr los meses uno detrás de otro sin llamarnos, por enviar mails impersonales, porque hay 400 kms. de distancia entre las dos, por percibir poco a poco cómo la amistad se diluye despacio y deja sólo un pequeño halo de compromiso, y no hacer nada ninguna de las dos para remediarlo.
Al descolgar hoy el teléfono, su tono de voz me decía ya muchas cosas. Oía su sensación de culpa, de ahora no me apetece tener que hablar justo contigo (pero es que la llamada oculta a veces nos juega pasadas un tanto desagradables). Y también he oído a su hija gritar a través del teléfono, una niña a la que prácticamente no conozco (fue muy bestia que hace unas semanas me enviara una foto de la criatura con unas niñas de la guardería, y no pudiera reconocerla entre ellas), porque tiene casi 3 años y la última vez que la vi no caminaba. Y he oído sus excusas (ha sido horrible, no hemos avisado a nadie, estamos un poco perdidos) y sé que realmente ha sido horrible, y que están un poco perdidos. Pero me han sonado a eso, a excusas. Porque sé que sí ha avisado a gente, lo sé de sobra. Porque yo me he quedado en el limbo, y me he enterado de todo de casualidad, sólo porque he decidido llamarla, en un arrebato de saber de ella. Porque cuando uno está jodido lo que quiere es que sus amigos estén con él, que le ayuden, que le hagan el camino más fácil. Y si ella no ha sabido llamarme en estos momentos, entiendo que es porque no me necesita. Y eso me duele un huevo, porque ella sí está en mi pensamiento. No a diario, eso sí, pero muy a menudo. Tan a menudo como cuando abro la vitrina de mis cedes y veo la foto de las dos abrazadas en una terraza de Lavapiés.
Así que ahora no sé si llamarla, enviarle un correo, decirle que la echo un montón de menos, que quiero que vuelvan aquellos tiempos de risas y Martinis, o simplemente borrar su número de móvil de mi agenda para siempre. Y francamente, ninguna de las opciones me parece la más adecuada. Creo que sólo me apetece cantar.

Vuela esta canción
para ti, Lucía,
la más bella historia de amor
que tuve y tendré.
Es una carta de amor
que se lleva el viento
pintado en mi voz
a ninguna parte
a ningún buzón.

11 abril 2006

 

Lo reconozco: ayer disfruté con "Hoy no me puedo levantar"

No sé si es casposo o no, pero me lo pasé bien, muy bien. Bailé, grité y canté como hacía tiempo. Y es que en 4 horas y media que dura el puto musical, puedes hacer de todo. Fue un regalo que le hice al Gato por su cumpleaños, aunque aquí, entre nosotros, en el fondo yo llevaba mogollón de tiempo queriendo ir. Eso sí, quedé de puta madre gastándome un pastón en las dos entradas, pero creo que a estas alturas, el Gato se ha dado cuenta de mi ardid.
Lo que sí está claro, es que ha sido como una regresión a los años 80. Han vuelto a mi memoria todas aquellas canciones que mi Sister y yo cantábamos a grito pelao por casa, aquellas broncas brutales que teníamos, rompiéndonos las cintas de cassette de Mecano en plan vendetta (dios, acabo de recordar que me cargué una suya de Glen Medeiros, qué horror de pavo, qué pelos, qué canciones, qué peinados...), y hoy me he pasado el día (además de tocándome los cojoncillos a dos manos) recordando viejos (y terribles) tiempos, para qué nos vamos a engañar.
Eso sí, en el teatro me percaté que había un público poco acostumbrado a ir al idem, haciendo fotos a diestro y siniestro, y todo en general un poco cateto. Pero bueno, que me dió igual. Que me lo pasé de puta madre, y que recomiendo a cualquier fan ochentero que disfrutaba con Mecano a pasarse por allí, que lo va a disfrutar tanto como yo.

PD. Imagino que los post se llenarán de comentarios de todos los amigos frikis que tengo, diciendo que vaya mierda de música hacía Mecano, que eran unos guays, que sólo le gustaban a los pijos, y ka ka ka ka ka ka. Pero me da igual. De hecho, si me pongo a pensar, no sé por qué disfruté tanto haciendo esa regresión musical. Igual es porque de aquella época, y por razones que no vienen al caso, sólo guardo eso como un buen recuerdo.
Y qué coño si al final sólo me lee ATT. Francamente, podría llamarla y contarle todo esto por teléfono y me ahorraría un rato tecleando, pero me apetece escribir. Además, tenía 1/2 horilla guarra que gastar antes de salir del curro.

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